De vieja escuela, arquitecto de emociones, docente de teatro y payaso, Percy Velarde construye su biografía fiel a sus postulados. Alejado del mainstream y entregado por completo al arte, se dedica a la formación, a la tarea de crear y ofrecer su aporte. En esta entrevista, con forma de radiografía, nos invita a ser parte de sus episodios, escritos con la tinta de su propia naturaleza.  

Por Carlos Huamán

¿Cómo llegaste al teatro?

Creo que el teatro llegó a mí, me capturó en un momento importante de mi vida, me hizo (re) ver la vida desde muchas perspectivas. Recuerdo que estaba en quinto grado de primaria, mi curso de arte se limitaba a solo pintar una hoja que traía el profesor. Mi primer contacto con el arte teatral fue a través del profesor Juan Piqueras, él me mostró el arte de contar una historia expresando la emoción a través del cuerpo, aprendí el lenguaje del mimo. Para ese entonces no tenía idea de lo hablaba el profesor, yo solo seguía sus indicaciones y muchas veces lo hacía intuitivamente. Años más tarde, le hice caso a mi intuición, busqué ese éxito que es el ser tú mismo y hacer lo que realmente te hace feliz ¿Al final de qué se trata esta vida?..

¿Cómo fue tu proceso?

Al culminar el colegio no tenía ni idea de lo que sería de mi vida, era como soñar sin ser despertado, en otras palabras, era seguir el sueño de mis padres. Para ese entonces, el arte no era bien visto, hasta hoy la comunidad desconoce al arte como sanador de emociones. Por lo tanto, no hice caso a mi intuición, así que comencé a estudiar contabilidad, un buen día regresaba exhausto de las clases, estaba mirando por la ventana, un edificio llamó mi atención, tenía un cartel que decía Club de Teatro de Lima, dos días después comencé a estudiar sin que nadie supiera nada, fue mi gran secreto hasta mi primera presentación frente al público. Recuerdo que uno de mis compañeros nos abandonó, el nervio se apoderó, pero teníamos un maestro, resolvió el Sr Dmore.

Tres años después culminé El Club de Teatro, hice algunos montajes en el club como actor en la obra “Heredaras del viento”, un personaje pequeño, era lo más grande que me estaba pasando en la vida: trabajar con actores, un sueño realizado. Luego, me llamaron para trabajar con Teatro Cronco, se hizo: “Esperando a Godot”, “Cuatro Cielos”, “No te bebas el agua”. También, fui asistente de dirección en la obra “Orinoco”, eso me llevó a formar mi grupo de teatro, donde actué y dirigí mi primera obra llamada “La habitación”, adaptación del cuento El Muro de Sartre.

Después de explorar en Perú, tuve la oportunidad de irme a vivir a Florianópolis, Brasil, donde estudié en la Universidad del Estado de Santa Catarina (UDESC). Estudié Educación por el Arte con especialidad en Artes Escénicas. En ese país trabajé con el grupo A de teatro en tres obras. Al regresar a Perú, después de 5 años, volví a trabajar con mi grupo e hice teatro de títeres. También estudié talleres de improvisación, de Clown, títeres, danza, dirección, entre otras. Regresé a Brasil para realizar una maestría en psicología, siempre aplico lo aprendido en mis clases.

Actualmente, trabajo en la AAA como docente. En las últimas obras que actué fue en “Esperando a Godot”, “Collacocha”, “Morir”. Dirigí “Clownfobicos”, “Romeo y Julieta”, “Ubú Rey”, “Entrenovios”, invitada en el Festival de Teatro de Copiapo 2015, Chile. Y en esta coyuntura dirijo el grupo Clown en Cuarentena que, precisamente, se gestó en pleno confinamiento, con ellos ya hicimos “Varieté Patriota” con éxito online y viene “Sin Remedios”.

¿Qué consideras que es en esencia un actor?

Creo que el actor tiene que reflexionar sobre esa búsqueda de la verdad que tiene que tener en escena, es interesarse por el personaje, es darle vida a través de la voz y el uso del cuerpo. En otras palabras, es trasmitir lo que el autor creo en su lenguaje escrito. El actor siempre tiene que proponer de acuerdo a lo que investiga, se tiene que ver verosímil y creíble en lo que dice y hace en escena.

¿Cómo aporta el teatro a tu vida?

Le estoy muy agradecido al arte, me hizo ver el mundo desde diferentes miradas, tuve la oportunidad de interpretar personajes que enriquecieron mi mirada psicológica sobre determinados comportamientos. Me ayuda a ayudar a muchas personas, les doy tips a los alumnos de cómo perder el miedo, del cómo aceptarse, de buscar su verdad y sumirse como tal en la vida, al final arte es igual a naturaleza.

¿Qué elementos necesita un actor para consolidarse en su arte?

Lo primero que tiene que tener es querer hacer y decir, que es la esencia del actor. Lo segundo, es prepararse constantemente e investigar sobre el teatro, es buscar diversas disciplinas que ayuden a seguir formándose como actores. La disciplina es elemental en la construcción de tu ser como en el hacer. Otro punto importante es la actitud, tienes que ser empático con los compañeros, es estar al servicio del otro para poder construir la escena.

En la docencia ¿Que satisfacciones has encontrado?

¡Miles! Pero, creo que lo más importante es percibir como el teatro cambia a la persona, como la va transformando y como el ser humano percibe el mundo desde otra perspectiva. El sujeto va adquiriendo más confianza en sí mismo y observa su entorno desde diversas miradas. Creo que lo más satisfactorio es recibir un alumno nuevo y que te diga “vine por ti, me recomendaron tu taller”.

¿Cómo luchamos con la vorágine comercial en la que cada día se pre-fabrican actores y actrices?

Creo que el Perú en esta última década está invirtiendo en escuelas y facultades de teatro, eso significa que hay un mayor mercado para los actores. Hay miles de talleres que se van ofreciendo a las comunidades, importante en la formación del actor. Con respecto a lo comercial, muchos de esos “Actores” no lo son, son personas que no los puedes ver interpretando en el teatro personajes complejos, no lograrían sostener un clásico y creo que son conscientes de eso, espero eso.